Es un escorpión entre las paredes
una voz con dos halos enormes de paz
y el retumbar de una ciudad que se estrecha.
Es mi cándida persona del Fuego
que nada en lava hasta el volcán
latiendo dentro con la parálisis del tiempo
-el tiempo que he usado para volarte,
cometa-.
Los hijos de dios te miran porque te ha hecho su padre.
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